Creo que entre todas las cosas que pensé sobre venir a vivir a otro país, lo que más me daba vueltas en la cabeza era mi relación con mi novio. Cualquiera sabe que las relaciones a larga distancia no son cosa fácil. Empezando porque todo mundo te pregunta «y tu novio??» poniendo cara de preocupación como que se acabara de morir tu mascota. Algunos se preocupan genuinamente, otros pareciera que tienen un morbo de ver que va a pasar, como esperando el momento en que todo se vaya al carajo. Al final, después de mucho hablar, mucho llorar, mucho pensar, llegué a la conclusión de que esto era entre el y yo. Nuestra decisión, nuestra disposición de seguir juntos aunque estemos lejos y nuestras ganas de apostarle a esto y hacerle ganas a lo que venga.
El me lo dijo desde un inicio, que no lo viera a él nunca como un obstáculo para nada, que estaría siempre orgulloso de que yo me aventurara a conseguir lo que he soñado. Nunca me puso un solo pero, ni un solo reproche ni una sola amenaza ni manipulación. Ya alguna vez hace unos años estuve en una relación donde alguien me decía que ni se me ocurriera irme, que si yo me iba fuera del país, definitivamente tendríamos que terminar . Y en otro caso, alguien me dijo que me apoyaba en mi idea, pero que esperara hasta que él pudiera irse conmigo. En retrospectiva, me doy cuenta que eran cuestiones de mantenerme cerca todo el tiempo, de no dejarme fuera de su vista, de no confiar.
En cambio ahora, aqui estoy, y sin duda, no imagino mejor compañía para lanzarme a esta aventura que mi novio. Justo a los dos años de estar juntos, nos separamos. Pero seguimos unidos. Es una mierda, no lo niego. No es fácil no tener cerca a la persona que amas, a veces es frustrante hablarse solo a ciertas horas porque es cuando coinciden despiertos y es difícil no verse más que por el teléfono una vez a la semana. Es una basura cuando alguno tiene un día difícil y no podés decir «ahorita llego a hacerle compañia». O cuando es un día espléndido y lográs algo que querías y no pueden abrazarse y celebrarlo juntos.
Tampoco es fácil cuando voy a un lugar super romántico y veo a la gente caminando en pareja y se me retuerce el estómago en una mezcla de envidia y tristeza y me dan ganas de ponerles zancadilla. #JustKidding #KindOf A fin de cuentas, una relación se basa en confianza, comunicación y todo eso, pero también en la cercanía. Porque decidis acercarte más a esta persona que al resto del mundo. En serio, es alguien con quien decidis establecer contacto físico constante voluntariamente! Y no poder siquiera darse la mano, por meses y meses, es muy difícil.
Pero le estamos haciendo ganas, con todo lo que eso conlleva. Hay pequeños sacrificios, alguien se desvela o alguien madruga para poder hablar. Y gracias a la vida por whatsapp y todo lo demás que existe ahora, que no se como carajo la gente se lanzaba a hacer esto solo con telegramas y cartas. O peor, solo por teléfono. #TheHorror
Además, sé que ha funcionado por la infinita paciencia que él ha sabido tener y que me ha transmitido, a mi que medio loqueo a veces. Eso se traduce en una seguridad y confianza constante de que esto sigue. Que aunque estemos juntos o separados, seguimos unidos. #SiSomosCursisYQue
Y por último, el tema más sonado en este asunto, el bendito dicho de «lejitos los dos, felices los cuatro». Es lo que todo mundo tiene en la cabeza con las relaciones de larga distancia. Y solo voy a decir esto: si alguien quiere quemarte el rancho, no hace falta que esté lejos. Bien te puede decir que va al banco y en lugar de eso se está agarrando a la vecina.
Estar con alguien es una decisión de confiar, todos los días, esté lejos o cerca. Y yo confío, así de simple. Y el confía en mi también, y eso es más que suficiente para mi. Y reencontrarnos será una fiesta.
Es el frijol de mi pan francés 😉